Los niveles de dependencia a los que debemos tener en cuenta
Y esto también afectará el nivel de funciones que un cuidador debera tener frente al paciente en cuanto sea contratado por los parientes de la persona a cargo.
Podemos establecerlo en tres fases en las cuales se puede empezar a prestar el servicio:
- Primera fase: el paciente puede desarrollar su vida habitual pero hay ciertas acciones en la que requiere de la atención, por ejemplo subir una escalera o ir en transporte público a algún sitio.
- Segunda fase: el paciente empieza a perder autonomía y ya aumentan el número de acciones en la que requiere de la atención del cuidado, por requiere de la ayuda en el aseo corporal.
- Tercera fase: Aquí ya el paciente ha perdido la totalidad de la autonomía y podría estar con un andador, silla de ruedas o en cama. En esta fase la atención por parte del cuidador debe ser al 100%.
En cada etapa el cuidador y la persona mayor deben encontrar un punto de equilibrio para que cada etapa pueda llevarse a cabo sin problemas. Y en cada fase el desgaste físico y emocional de ambas partes entra en juego. Por ello, el cuidador debe adaptarse a cada caso en particular para minimizar los efectos físicos y psicológicos de la persona mayor. Recordad que estáis allí para ayudar.
Un cuidador profesional sabrá adaptarse rapidamente a cada caso y si es un familiar el que se encuentra a cargo deberá buscar ayuda con el resto de familiar o con la asistencia momentanea de un cuidador para aprender a brindar los cuidados necesarios.